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1.2.- Tipos de pensamiento contrarios

Presta atención

Son muchos los tipos de pensamiento que pueden darse incluso en una misma situación y en un mismo individuo y, a pesar de que las características de cada persona le harán tener preferencia por un tipo de pensamiento, no existe un único modo de pensar ni una manera correcta de hacerlo y, a menudo, se pueden utilizar distintos tipos de pensamiento para encontrar la solución que se necesita.

Hasta en los casos en los que existen tipos de pensamiento contrarios, se podrán convertir en complementarios con el objetivo de lograr un fin concreto. Observa algunos tipos de pensamiento que van "por parejas":

Deductivo vs inductivo

Deductivo

Es el tipo de pensamiento más habitual y consiste en llegar a una conclusión específica basándose en premisas universales, es decir, parte de lo general para llegar a lo particular.

Ejemplo: las matemáticas.

Inductivo

El pensamiento inductivo es el opuesto al deductivo, ya que consiste en sacar conclusiones universales fundamentándose en ideas individuales. Es decir, llega a lo general a partir de lo particular

Este pensamiento es propio de las ciencias experimentales como las Ciencias Naturales, que usan la observación de la realidad para predecir y explicar qué ocurrirá en casos similares. 

 Analítico vs. sintético

Analítico

Al descomponer la información, es más fácil alcanzar su entendimiento. Por ello, el pensamiento analítico divide un problema en elementos más pequeños para comprenderlo mejor y lograr una solución. 

Por ejemplo, la mecánica estudia las máquinas analizando sus piezas individualmente.

Sintético

Mediante el pensamiento sintético, las personas analizamos elementos para encontrar la relación entre ellos y hallar una solución genérica. 

Ejemplo: la antropología estudia las relaciones entre las personas y no a cada persona individualmente.

 Duro vs. suave

Duro

Este tipo de pensamiento se basa en la lógica, la razón y el análisis profundo y exhaustivo para centrarse en encontrar una solución definitiva a un problema. Es, por lo tanto, riguroso y no da cabida a ambigüedades. 

El pensamiento duro será usado para situaciones que requieren exactitud, como por ejemplo la construcción de un edificio.

Suave

El pensamiento suave tienen el propósito de mejorar una situación que no podemos solucionar de manera definitiva por no darse las circunstancias adecuadas o por no disponer de las herramientas necesarias. Así, llegamos a acuerdos o aproximaciones que no nos satisfacen del todo, pero nos permiten evolucionar en cierta medida. 

Ejemplo: se aplica a situaciones de cierta flexibilidad, como la política, la sociología o el marketing.